Entre la flora de la zona se encuentra una rareza de la naturaleza, un árbol geminado catalogado como uno de los árboles singulares de España y localizado en el paraje «El Piquillo«. En éste se localiza una dehesa de rebollos en la cual encontramos esta curiosidad. En la oquedad de un viejo roble enraizó y creció un pino albar que año a año ha ido acelerando el desgaste del árbol que le acogió.
Cuenta la leyenda que una ardilla, entre otros despojos que le sirvieron de sustrato, dejó los restos de una piña en la oquedad del roble, hasta que la simiente germinó convirtiéndose en el pino, el cual mide 15 metros de altura y 2 metros de perímetro, reventando al viejo roble que le dio cobijo.