Vilviestre del Pinar

El casco urbano de Vilviestre del Pinar aparece enclavado en la selva de coníferas, en terreno montañoso y con marcada personalidad serrana.

Sus orígenes nos remontan a las tribus celtíberas que merodearon por este territorio de pinares. Alguna de ellas se estableció en el cerro de La Muela y dejó muestras de su presencia. También los romanos tendieron caminos por estos contornos y por ellos carretearon los serranos. Los árabes, si nos guiamos por la leyenda de los Siete Infantes de Lara, destruyeron Vilviestre en el año 922. Una vez repoblada la villa se integró en el alfoz de Lara, siendo citado en documentos del siglo XI como Vilbestre. Por la mencionada leyenda sabemos que Ruy Velazquez fue señor de Vilviestre. Posteriormente, en el siglo XIV, la villa quedó vinculada a la Casa de los Velasco.

La vida económica del pasado se cimentó en el transporte y fue la primera potencia entre los pueblos carreteros del Alto Arlanza; a mediados del siglo XVIII desponía de 392 carretas y 1176 bueyes. De aquellos tiempos gobernados por la Real Cabaña de Carreteros, quedan mansiones evocadoras -edificios aptos para aquel tipo de vida- con hermosas fachadas, escudos y puertas de medio punto. Algunas de esas casonas se remontan al siglo XVIII e incluso al XVI. En época moderna el Cura Merino, en su particular lucha contra los franceses, centró por aquí su cuartel general.

En la actualidad, Vilviestre del Pinar basa su economía en el pinar y en la industria maderera y de la piedra.

¿Sabías que…

Cuatro tribus celtíberas ocuparon esta zona: pelandones, arévacos, titos y becos. Algunos se asentaron en el Cerro La Muela donde quedan restos. Los romanos trazaron vías que después fueron utilizadas por los carretros de la zona. En las primeras décadas del siglo X se afianza en Vilviestre la repoblación cristiana. En la Leyenda de los Siete Infantes de Lara se narra como en el año 922 los árabes arrasaron esta localidad. Desde antiguo este pueblo se dedicó a la agricultura, ganadería y selvicultura. Los serranos se organizaban en hermandades y con sus carretas transportaban madera y otros productos. Desde tiempo inmemorial y como garantía para la preservación de sus montes, los vecinos pueden cortar pinos para su sustento, derecho reconocido por el rey Carlos IV en el Privilegio de Pinos en 1792. Durante la Guerra de la Independencia instaló en Vilviestre el Cura Merino uno de sus cuarteles generales y al parecer estaba la imprenta donde se hacían los partes de guerra lo cual dio pie a que los franceses la destruyeran junto con el archivo del pueblo.